PRENSA
VOLVER
RECICLA TUS RESIDUOS: ACEITE Y RESTOS ORGÁNICOS

Hola amigos. En La Vida de las Cosas ya os hemos contado como separar para reciclar, como reducir vuestros residuos, como evitar el cambio climático… Así que creemos que ha llegado el momento de contaros como fabricar vuestros ¡propios productos reciclados! Si, has leído bien. En este post os comentaremos diversas formas de reciclar vosotros mismos una serie de residuos orgánicos que transformaréis en otros productos. ¿Preparados?

ACEITE USADO DE COCINAR:

El aceite es uno de los ingredientes más habituales en nuestra alimentación, ya sea en crudo o cocinado, y a su vez un residuo que genera una serie de problemas como la contaminación del agua. Y es que una práctica muy habitual y dañina, es la de tirar por la pila o WC el aceite usado de cocinar. Esto es una barbaridad. El agua que llega hasta la depuradora si está contaminada de aceites o grasas es muy difícil de limpiar y es que un litro de aceite puede contaminar hasta 40.000 litros de agua.

¿Entonces que hago con mi aceite usado?

Pues lo primero de todo reutilizarlo. Y es que lo más adecuado es que si has utilizado aceite para freír lo guardes en un tarro de vidrio y vuelvas a reutilizarlo cada vez que frías algo similar. Solo cuando este aceite esté sucio y demasiado usado deberás tirarlo para reciclar. Pero ahora bien, lo que queríamos contaros en este post es como reciclar tu mismo el aceite usado de casa, así que ¡allá vamos!

Antiguamente nuestras abuelas aprovechaban el aceite usado para hacer ¡jabón! Sorprendido ¿verdad? Y es que el aceite usado puede transformarse por medio de una reacción de saponificación en jabón de verdad. Coge papel y lápiz que vamos a comenzar.

Ingredientes para hacer jabón:

  • Gafas y guantes de protección.
  • Mascarilla
  • 1 kg de aceite usado filtrado.
  • 350 gr de agua destilada o filtrada (sin cal).
  • 350 gr de sosa cáustica.
  • Recipiente para mezclar (que no sea aluminio, ni cobre) y una cuchara o varilla de madera para remover.
  • Termómetro.
  • Colorante natural o alimenticio
  • Esencia de alguna planta que te guste.
  • Moldes reciclados o reutilizados.

 

¡Ojo! Antes de comenzar tenéis que tener en cuenta varias cosas importantes, sobre todo de protección. Y es que la reacción de saponificación es corrosiva y no puede entrar en contacto con tu piel, ni respirarlo. Por eso, esa parte la deberá realizar un adulto y siempre, siempre, siempre en un lugar bien aireado con unos guantes, unas gafas protectoras y mascarilla. Ten mucho cuidado y no utilices recipientes de aluminio ni cobre para la preparación, usa uno que sea de vidrio, acero inoxidable, plástico o madera.

Por otra parte, el aceite usado debe de estar filtrado para evitar restos de comida y otros residuos. Para eso puedes utilizar un colador de cocina, filtro o servilleta.

Una vez tengas todas estas medidas de seguridad ya estarás super preparado para hacer jabón.

Veamos los pasos a seguir para hacer jabón artesanal:

Paso 1: Diluye con mucho cuidado (un adulto) la sosa cáustica en el agua. La sosa se añade siempre al agua, nunca al revés, para evitar así salpicaduras. Tienes que hacerlo muy despacio ya que la reacción química que se producirá generará vapores nocivos, por lo que usa la mascarilla, las gafas y los guantes. Así produciremos la llamada lejía cáustica que estará muy caliente, por eso tendrás que esperar unas horas hasta que se enfríe para continuar (hasta que baje a alrededor de 45ºC, mídelo con el termómetro).

Paso 2: Una vez enfriada la lejía cáustica, deberás de verter lentamente y con cuidado el aceite bien filtrado para que se mezclen. Ahora viene la parte divertida en la que pueden colaborar los niños y es que habrá que remover la mezcla con la varilla de forma constante y en el mismo sentido para evitar que se corte. En esta parte podéis hacer turnos e ir removiendo siempre a la misma velocidad y mismo sentido. Otra forma de hacerlo más rápido sería con una batidora. La mezcla comenzará a espesar y sabrás que está listo cuando puedas dejar una línea dibujada en la superficie de la mezcla.

Paso 3: Mide la temperatura de la mezcla con el termómetro y cuando la temperatura baje a 40ºC podrás añadir el colorante o la esencia para decorarlo a tu gusto. Nosotros te recomendamos usar colorantes naturales como especias o infusiones de plantas con una gotita de alcohol y conservante. Remolacha, cúrcuma, pétalos de rosa, pimentón, menta, té verde o incluso polvos de talco. Todos estos darán color a tu jabón sin suponer un peligro.

Paso 4: Ahora toca verter en los moldes el jabón líquido que hayas terminado. Puedes reutilizar moldes de repostería que ya tengas en casa o utilizar algo reciclado como bricks o botellas de plástico abiertas. Una vez en los moldes deja endurecer durante aproximadamente un mes.

Paso 5: Después de un mes, saca tus piezas de jabón del molde y listo. Ya tienes tu jabón.

RESTOS ORGÁNICOS

Peladuras de verduras y frutas, cáscaras de huevo, papel manchado de comida, corchos… Hasta hace bien poco los restos orgánicos no se reciclaban y se tiraban en el contenedor de resto de toda la vida. Pero desde hace un tiempo está empezando a llegar a muchos lugares el esperado contenedor marrón, es decir, el contenedor de residuos orgánicos.

Estos contenedores son para reciclar la materia orgánica y convertirlo en compost, un abono natural creado a partir de la acción de bacterias, gusanos y hongos que descomponen los restos orgánicos creando un abono que aumenta la fertilidad de los suelos y favorece el crecimiento de la vegetación.

Ahora que ya sabes que se hace con estos residuos que van al contenedor marrón, pero ¿te gustaría saber cómo hacer compost tú mismo en casa? ¡Sigue los pasos!

1. Elige tu compostera:

Lo primero será decidir que tipo de compostera vas a utilizar, puedes comprarla o hacerla tú mismo ya sea con una maceta, caja de madera o de plástico, pero eso sí, si es una caja de plástico tendrás que hacer agujeros por todas sus paredes y cubrirlos con una malla para que se pueda ventilar sin que entren o salgan animalitos, además es necesario que tenga tapa para poder arrojar los residuos y que la parte de abajo esté en contacto con la tierra para que puedan habitarla los microorganismos (si no es posible esto se puede echar una primera capa de 3cm de tierra fértil) . Otra forma sería hacerla en el mismo suelo (al aire libre) o también llamada “Al montón”.

2. ¿Que residuos se pueden compostar?

Antes de nada, debes saber lo que va y lo que no va en la compostera. Como ya hemos comentado van los residuos orgánicos, pero hay algunos que por diversos motivos no se pueden incluir como la carne, el pescado, productos que contengan grasas o levaduras y derivados lácteos. También queda mencionar que los productos orgánicos de higiene personal o las heces de perros y gatos no se pueden tirar a la compostera, así como colillas, polvo y restos de la aspiradora.

Ahora bien, lo principal para que se descompongan bien nuestros residuos es el equilibrio ya sea de la humedad o de la proporción de nitrógeno y carbono de los materiales siendo recomendable que esta sea 25 o 30 veces más carbono que nitrógeno. Es por eso por lo que diferenciamos entre:

-Restos secos o con carbono: Cartón o papel que no contenga tinta, servilletas machadas de comida, hojas secas, paja, resto de poda, virutas de madera, etc.

-Restos húmedos o con nitrógeno: Hojas frescas, cáscara de huevo, restos de té y café, estiércol de animales herbívoros (caballos, vacas, pollos, murciélagos…), cítricos (en poca cantidad por su acidez), frutas, verduras, legumbres sin cocinar y otros restos de la cocina.

3. Creación de las capas:

En la parte de abajo de tu compostera tendrás que crear una serie de capas que alternen “capa seca – tierra fértil (capa fina) – capa húmeda – tierra fértil” sucesivamente hasta llenar media compostera (solo al comenzar tu compostera).

Si tu compostera está en contacto con el suelo primero debes echar una capa de paja o material seco de unos 20 cm. Si no está en contacto con el suelo, recuerda que antes tendrás que echar tierra fértil unos 3cm mínimo para favorecer que haya microorganismos.

Por último, deja una capa de hojarasca o restos secos.

Una semana después podrás añadir directamente tus residuos mezclados (cuanto más pequeños mejor) siempre en una proporción de 25 o 30 veces más de carbono que de nitrógeno y un poco de tierra.

4. Control y seguimiento:

Una vez a la semana o cada vez que añadas material nuevo, deberás remover el compost y añadir un poco de agua para mantener su humedad. Si está seco verás que los restos de comida no se descomponen y si está demasiado húmedo olerá mal.

Cuando veas que el compost se asemeja a aspecto de la tierra será que ya está listo para agregar a tu huerta.