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LA BIODIVERSIDAD EN CRISIS

Según la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas (IPBES) patrocinado por varias agencias de la ONU. Alrededor de un millón de especies de animales y plantas están ahora en peligro de extinción y muchas podrían desaparecer en tan solo décadas, lo que representa una amenaza de una dimensión sin precedentes en la historia de la humanidad.

Ante la extinción en masa de miles de especies, desde “La Vida de las Cosas” reivindicamos así el valor y la importancia de la biodiversidad a todos los niveles de la vida tanto ecológico, como alimentario y social.

Y es que no solo las especies silvestres se están viendo afectadas. Sino aquellas que utilizamos en nuestro sistema alimentario están comenzando a desaparecer y perder calidad nutricional. En los últimos 100 años, más del 90 por ciento de las variedades de cultivos han desaparecido de los campos de los agricultores. La mitad de las razas de muchos animales domésticos ya no existen, y las 17 principales zonas de pesca del mundo están siendo explotadas hasta sus límites sostenibles.

El desconocido pepino serpiente. | Mikel Agirregabiria (Flickr)

Además, nuestro sistema agroalimentario basado en pocas especies o variedades de plantas y sistemas industriales que usan agroquímicos hacen que los insectos polinizadores mueran, sobretodo las abejas que son fundamentales para la polinización. Nuestro sistema no cuida de la biodiversidad. La destruye. Y por eso queremos concienciaros para lograr la protección de esta.

Otro peligro para la biodiversidad es la alteración del equilibrio entre las especies. Cada lugar tiene sus propias especies autóctonas adaptadas al clima, suelo y resto de condiciones para crecer y reproducirse. Cuando una de estas especies viaja de forma accidental a otro lugar en los cascos de los barcos (como el caso del mejillón cebra) u otro medio de transporte, o de forma intencionada ya sea como mascota (tortuga de florida y cotorras) u horticultura. Se comete la imprudencia de introducir una especie exótica en un lugar nuevo, dónde si encuentra condiciones óptimas para su establecimiento y crecimiento de la población puede convertirse en una invasora que reduzca la cantidad de recursos utilizables por las especies propias de la zona e incluso que ataque a las especies autóctonas que son menos agresivas por su falta de competidores. No queremos decir con esto que estas especies sean malas, si no que ponen en peligro la existencia de otras que son autóctonas, desplazándolas e incluso poniéndolas en peligro de extinción y trastocando así el equilibrio.

Foto realizada por Frank Vassen

Este sería el caso del mejillón cebra, las cotorras argentina y de Kramer, las tortugas de florida, el cangrejo rojo y la gambusia. Esto no solo ocurre con animales, sino en plantas también. Por ejemplo, las cañas, la uña de gato, las piteras y las chumberas.

En cuanto a la solución a este problema, por nuestra parte debemos de tomar conciencia y no comprar especies exóticas como planta decorativa en el jardín o mascota, y mucho menos abandonarla (es por ello que hay invasión de cotorras y tortugas de florida). Pero también es responsabilidad de la administración tanto la divulgación del problema como su gestión, ya sea esterilizando o trasladando a otro lugar no problemático.