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FAUNA Y FLORA DE HÁBITATS MARINOS Y COSTEROS. PARTE 3: ALBUFERAS Y MARJALES

Ya hemos hablado los hábitats del mar y la costa, pero hoy queremos hablar de unas formaciones muy especiales junto a la costa: las marjales y albuferas. Unos ecosistemas conectados con el sistema dunar, del cual hablamos en el post anterior. ¿Quieres saber más?

Primero vamos a diferenciar entre ambas:

– Las albuferas se forman a partir de una bahía que se va cerrando mediante un cordón arenoso, llamado restinga. Este proceso puede durar miles de años.

– La marjal, por otro lado, es una albufera desecada por la colmatación vegetal en la que puede quedar alguna pequeña laguna.

Ambos lugares son ecosistemas muy importantes para muchos organismos, los que viven en ellos (nidificantes) y los que pasan por ellos mientras migran. Debido a nuestro clima, este tipo de aves suelen ser residentes en nuestras albuferas y marjales, pero en otro lugares de Europa más fríos algunas de estas aves suelen desplazarse durante el invierno a zonas más calurosas como África o incluso nuestro propio país. Esto hace que en época invernal sus poblaciones aumenten en nuestras albuferas y marjales ya sea porque viene a pasar el invierno (invernantes) como el característico flamenco común (Phoenicopterus roseus) o porque están de paso en su camino hacia el continente africano como la garza real (Ardea cinérea) que suele verse cazando en las riberas para cargar fuerzas en su ruta migratoria.

Flamenco común (Phoenicopterus roseus)

Otra ave típica de estos ecosistemas es el martín pescador (Alcedo atthis) que se incluye en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la categoría “De interés especial” y aparece en el Libro Rojo de las aves de España como “Casi amenazado”. Y es que este ave tan peculiar y colorido típico de agua dulce y riberas, ha mermado sus poblaciones debido a la pérdida de su hábitat a causa de la especulación urbanística y la contaminación.

Martin pescador (Alcedo atthis

Una especie bastante común que incrementa mucho su población en invierno es el ganso u oca común (Anser anser), considerado el mayor de los gansos europeos. Pero si hablamos de aves residentes en estos lugares no podíamos evitar hablar del ánade real o azulón (Anas platyrynchos), cuyo aspecto varía llamativamente (dimorfismo sexual) entre machos (color vistoso y mayor tamaño) y hembras (más pequeñas y de tonos parduzcos fáciles para su camuflaje) muy abundantes y comunes de cualquier zona húmeda.

Ánade real (Anas platyrynchos) y ganso común (Anser anser)

Dentro de su fauna, es importante hablar de dos especies de ciprinodontiformes que son endémicas de la península ibérica: El fartet (Aphanius iberus) y el samaruc (Valencia hispanica). Ambos son una de las especies de vertebrados ibéricos en mayor peligro de extinción debido principalmente a la especulación urbanística que permitió construir en zonas costeras o húmedas, la contaminación de las aguas y la introducción de especies exóticas como la gambusia (Gambusia holbrooki), un pez importado de Norteamérica para luchar contra el paludismo. Cabe destacar que el samaruc únicamente puede encontrarse en la costa de la Comunidad Valenciana y parte de Cataluña.

Fotografía de fartet extraída de la web de Fundación Biodiversidad

Samaruc (Valencia hispanica)

Otro pez característico de la marjal y la albufera es la anguila europea o común (Anguilla anguilla), típica de platos valencianos como el “All i pebre” de l´Albufera de Valencia.

En cuanto a la vegetación típica de estos ecosistemas, hay que destacar la presencia de Phragmites sp., Typha sp., Juncus sp. o Cladium mariscus. Así como la vegetación acuática flotante como la Nymphaea alba (nenúfar), Lemna gibba y Lemna minor.

Lemna minor

 Por último, los cultivos de arroz están muy asociados a zonas de albuferas y marjales como la de Valencia. Siendo también hábitat de muchas especies y en ocasiones causa de contaminación por el uso de pesticidas y otros productos químicos que dañan el medio.

Fotografía del La Manga del Mar Menor

Las albuferas más representativas en España son, el Mar Menor en Murcia, L’Albufera de Valencia y S’Albufera de Mallorca. Las albuferas en España sufren grandes problemas ambientales aún estando protegidas: Degradado y contaminación de sus suelos y aguas por las políticas urbanísticas, introducción de especies invasoras, como el cangrejo azul o el cangrejo de río americano (FOTO), vertido de aguas residuales o la contaminación por nutrientes procedentes de la agricultura que se da en su entorno.  Todas estas alteraciones están provocando la eutrofización de las aguas y cambios en el ecosistema de la albufera. Así como la disminución de especies como el martín pescador y el samaruc que ya hemos mencionado antes.

Fotografía del Mar Menor después de la gota fría Gloria extraída de eltiempohoy.es

Por otro lado la gestión de La Albufera de Valencia ha sido muy diferente y por ello comparada con la del mar menor, aunque no suficiente todavía de tener un estado óptimo de conservación. Según Mario Giménez, delegado de SEO/BirdLife en la Comunidad Valenciana describe este proceso de degradación de la laguna: “Hasta finales de los sesenta, la Albufera todavía se encontraba bastante próxima a su óptimo ecológico de aguas transparentes y extensas formaciones de macrófitos sumergidos. La biodiversidad era elevada y el grado de humanización del paisaje relativamente bajo, con un arrozal en equilibrio con el resto del ecosistema gracias a la inundación invernal y al bajo uso de productos químicos en los cultivos. A partir de esa fecha comienzan a hacerse patentes los efectos de los vertidos de origen urbano e industrial y de los plaguicidas que comienzan a ser usados intensamente en los cultivos. A principios de los setenta desaparecían bruscamente las praderías de macrófitos y comenzaba el vertiginoso proceso de degradación de las aguas. Los aportes masivos de aguas residuales y el paulatino descenso de aportes hídricos de calidad procedentes del río Júcar asfixiaron la laguna”.

En cuanto a la actualidad de la Albufera de Valencia Giménez continua: “A lo largo de estos 30 años se han construido nueve depuradoras en la cuenca de la Albufera; los agricultores reciben ayudas agroambientales para que el cultivo del arroz reduzca el uso de plaguicidas y las dosis de abonos sintéticos, y el plan de cuenca del Júcar ha sido revisado recientemente con el mandato claro que le marcan las Directivas de Aguas, Aves y Hábitats: alcanzar un buen estado de conservación del ecosistema. Sin embargo, la Albufera aún está lejos de ese objetivo, que también figura en el Decreto de declaración del parque natural: atender a la conservación de los ecosistemas naturales y sus valores paisajísticos, compatibilizando el mantenimiento de las actividades económicas tradicionales con este grado de protección.”

Imagen de la Albufera de Valencia 

Es por tanto imprescindible una gestión adecuada de estos espacios que determinará su estado de conservación y grado de biodiversidad.